lunes, 11 de febrero de 2013

La vida en las trincheras

La vida en las trincheras
Trinchera francesa, Verdún, 1916
El tiempo que pasaba un soldado concreto en el frente era normalmente breve; desde un día hasta dos semanas antes de ser relevado. El Batallón 31 de las tropas australianas pasó una vez 53 días en el frente en Villers Bretonneux, aunque eso era una rara excepción. El tiempo que dedicaba al año un soldado británico se podía dividir de esta forma:
  • 15% línea del frente
  • 10% línea de apoyo
  • 30% línea de reserva
  • 20% resto
  • 25% otros (hospital, viajando, permisos, entrenamiento, etc.)
Incluso cuando estaban en el frente, el soldado normalmente sólo era llamado a luchar un puñado de veces al año: realizando un ataque, defendiendo la posición o participando en una escaramuza. La frecuencia del combate sería mayor en el caso de las tropas de élite.
"Estudiando francés en las trincheras", The Literary Digest, 20 de octubre, 1917.
Algunos sectores del frente veían muy poca actividad a lo largo de la guerra, haciendo que su vida en las trincheras fuera comparativamente fácil. Cuando el primer Cuerpo Anzac llegó a Francia en abril de 1916, tras la evacuación de Galípoli, se les destinó a un sector relativamente pacífico en el sur de Armentières para aclimatarse. Otros sectores estaban en un estado permanente de actividad bélica. En el frente oeste, Ypres era siempre un infierno, especialmente para los británicos situados en el saliente. Sin embargo, los sectores más pacíficos también sumaban bajas diarias por disparos de francotiradores, artillería y gas. En los primeros seis meses de 1916, antes de la ofensiva del Somme, los británicos no se habían embarcado en ninguna batalla significativa en ese sector, y sin embargo habían sufrido 107.776 bajas.
Un sector del frente se asignaba a un Cuerpo de Ejército, que normalmente tenía tres divisiones. De estas, dos ocuparían sectores adyacentes en el frente y la tercera estaría descansando en la retaguardia. Esto se replicaría a lo largo de la estructura del ejército de forma que en cada división de primera línea, que normalmente tenía tres brigadas de infantería, dos ocuparían el frente y una tercera estaría en reserva. Dentro de cada brigada en la línea del frente, que normalmente tenía cuatro batallones (regimientos en el caso de Alemania), dos estarían en el frente y dos en reserva. Y lo mismo ocurriría con las compañías y los pelotones. La rotación sería más frecuente en las divisiones más pequeñas de la estructura militar.
Chateau Wood, Ypres, 1917.
Durante el día, los francotiradores y los observadores de la artillería en globos hacían que el movimiento fuese peligroso, por lo que las trincheras estaban normalmente en silencio. Por ello, las trincheras estaban más activas durante la noche, cuando la cobertura de la oscuridad permitía el movimiento de las tropas y de los suministros, el mantenimiento y la expansión del alambre de espino y el sistema de trincheras, y el reconocimiento de las defensas enemigas. Los puntos de escucha en tierra de nadie intentaban detectar patrullas enemigas y partidas de trabajo, así como indicios de un posible ataque.
Se llevaban a cabo escaramuzas (pequeños ataques sin intención de conquistar el terreno) con el fin de capturar prisioneros y "botín" (cartas y otros documentos con información sobre la unidad que ocupaba la trinchera opuesta). A medida que la guerra seguía adelante, estas escaramuzas se convirtieron en parte de la política general llevada a cabo por los británicos, con la intención de mantener el espíritu de lucha de las tropas, y para impedir a los alemanes ocupar la tierra de nadie. Ese dominio se consiguió a un coste muy alto, y los estudios británicos tras la guerra concluyeron que los beneficios probablemente no valieron el coste.
A comienzos de la guerra se preparaban estos pequeños ataques por sorpresa, particularmente lo hacían los canadienses, pero el incremento de la vigilancia hizo que la sorpresa fuese difícil a medida que la guerra avanzaba. En 1916, las operaciones eran ejercicios muy bien planeados, con armas combinadas, y que suponían la cooperación entre la infantería y la artillería. Comenzaría con un bombardeo intenso de la artillería con el fin de evacuar o matar a la guarnición de la trinchera del frente y cortar el alambre de espino. Luego se trasladaba el bombardeo, haciendo una especie de caja o cordón que impidiese un contraataque contra la infantería.

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